viernes, 20 de mayo de 2016

le yedas de la region caribe

  El hombre caimán

     Cuenta la historia de una persona llamada Saul Montenegro el cual le gustaba observar a las bañistas, al ver que un cientifiico había encontrado una pócima roja que lo convertía en caimán y una blanca que lo volvía a trasformar en humano, el disfruto de las pócimas por un tiempo hasta que un día otro señor diferente al científico le iba entregar las pócimas blanca para convertirlo en humano cuando el ve al caimán se asusta creyendo que es uno de verdad y deja caer la pócima derramandole gotitas solo en la cabeza, el científico murió y el quedo convertido siempre hombre caimán bagando sobre el rió bocas de ceniza, esta leyenda es de la  Barranquilla, aun no se sabe su paradero. 
      



La leyenda de la Mojana

La Mojana es una mujer diminuta, de cabellos dorados, tan largos que le llegan a hasta los pies volteados. Vive en una casa de piedra construida debajo del agua, donde cría diversos animales domésticos y donde se baña con una totuma de oro. Antes se le veía con frecuencia por el cerro de Juanché, donde era muy fácil percibir sus huellas después de los aguaceros.

Rapta a los niños que se van a bañar en sus dominios y los lleva a su morada subacuática. Para evitar la acción de la Mojana sobre los niños, es necesario amarrarles un cordón especial, tanto en el cuello como en la cintura.

Leyenda provinciana de Francisco el Hombre

De Tomarrazón, un pueblo de La Guajira Media, salió “Francisco el Hombre”. Con su acordeón se internó por las trochas polvorientas de los contrabandistas y recorrió los caminos de herradura. De pueblo en pueblo, con sus pies cuarteados, iba seduciendo mujeres, tomando ron y contando las noticias recientes.

Una noche en el ir y venir de su cantar vagabundo, se encontró cara a cara con el diablo y sin más alternativa que luchar por su alma, en un duelo de acordeón. El Credo, tocado al revés, decidió la contienda a favor de “Francisco el Hombre”; desde entonces las Piquerías son las formas más emotivas de juzgar quién es el mejor acordeonero.

Origen de la Serranía de la Macuira

Un cacique tenía su choza en la Sierra Nevada de Santa Marta, desde donde miraba los rostros de sus tres hijos que vivían con él. Una noche soñó que ellos se alejaban hacia el norte de La Guajira. Esta concepción lo persiguió una y otra vez hasta que una noche de marzo, angustiado por el sueño, se levantó a ver si sus hijos estaban dormidos y se sorprendió: ellos no estaban en el dormitorio. Alarmado, miró hacia el norte y allí estaban tres importantes picos. Eran sus tres hijos que se habían convertido, formando desde su base, la Serranía de la Macuira.

El Jinete

En noches de luna llena aparece un hombre con los dientes de oro, montado sobre un caballo blanco y siete perros tras él. Se muestra muy amable con las personas que encuentra en su camino, para montarlas y hacerlas desaparecer para siempre. El jinete pasa a media noche sonando los frenos de su caballo, por los caminos donde trafican carros y espera la media noche porque transitan pocas personas.

Los duendes

Son los wayuu pequeñitos que salen en invierno silbando a media noche. Salen entre las espesas vegetaciones. Cuando encuentran personas a su paso, los hacen picadillo y se los comen. No se acercan a las casa de los wayuu porque temen a los perros y a la candela, por eso las wayuu mantienen perros y de noche la leña prendida.

Keralia

Sale a media noche en las partes donde no haya vegetación, como las orillas del mar y las salinas. Se transforma en persona al enamorarse y visita a la joven que le haya encantado. Esta queda embarazada, gracias al poder de la mirada de Keralia. Al dar a luz la joven muere, teniendo en su vientre culebras, sapos y toda clase de animales. De noche sale como si fuese la luz de un reflector. Si se encuentra con un hombre lo hace vomitar sangre y muere de inmediato.

El Mohán (Depresión Momposina y sur de Bolívar)

El Mohán es un ser anciano de larga cabellera, barba larga y abundante, de un aspecto descuidado, muchas veces sale desnudo o tapándose con hojas, algunas veces lo han visto con el cuerpo dividido mitad humano y mitad pez, arrastrándose por la orilla de los ríos, caños y ciénagas.

El nombre Mohán viene del que les daban los Caribes a los sacerdotes. Los campesinos creen que el Mohán es antropófago, pues le gusta la sangre de los niños de pecho. Le gustan las mujeres bellas y jóvenes, a quienes persigue para llevárselas a los ríos.

El Mohán es travieso, andariego, embaucador, brujo y libertino. Le gusta enredar a los pescadores y jugar con las atarrayas, pues aparece como chancero robando las carnadas y los anzuelos de los pescadores, y esto hace que los pescadores no atrapen nada.

Al Mohán le gusta mucho fumar y la sal; entonces, cuando los pescadores salen a pescar, para que el Mohán los deje en paz, le llevan tabacos y sal. Esto se lo colocan sobre las rocas y él permite que ellos puedan pescar en paz.


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